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Manuel González-Mesones y Díaz, alcalde de Santander durante 20 años, fue el gran impulsor de los transportes urbanos en la capital de Cantabria, consiguiendo sobre todo municipalizar sus líneas y conseguir mejores rendimientos para los usuarios y los trabajadores, así como la introducción de nuevos vehículos, más modernos, ligeros y cómodos.
En 1963, ante la necesidad de ampliar la capacidad de las líneas, Mesones solicitó a Madrid permiso para importar de Londres 12 autobuses usados de dos plantas. Lamentablemente la iniciativa fue rechazada, debido a la Ley de 24 de noviembre de 1939 sobre la Ordenación y Protección y Defensa de la Industria Nacional.
Más de una vez el Alcalde mandó vender chatarra para dar una paga de gratificación a los trabajadores de Transportes Urbanos y en más de una ocasión él pagó bocadillos de jamón (impensables a diario en aquella época) y ordenó pagar las horas extras al doble, para concluir con urgencia algún trabajo de necesidad.
