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El Tranvía de Miranda se abrió al tráfico en 1897, con un itinerario que partía de la calle Colosía, seguía por Martillo, Santa Lucía y Paseo de la Concepción hasta Miranda y Magdalena, para terminar en San Roque.
La empresa belga, que había adquirido los tranvías de Gandarillas y el “Urbano”, unificó ambas empresas en una sola llamada “Sociedad Anónima de Tranvías de Santander y del Sardinero”, siendo nombrado gerente el mismo Leonardo Gutiérrez Colomer.
En 1901 la Alcaldía y el Gobierno Civil tienen que dar un toque de atención a la empresa, prohibiéndola circular durante el verano, debido al mal estado de las infraestructuras.
En 1902 la empresa belga vende los tranvías a Gregorio A. Orzarián y este a su vez los reparte en dos lotes y vende el tren del Sardinero a la “Sociedad Sardinero”, que ya era propietaria del del Pombo, y el tranvía “Urbano” a la “Sociedad Nueva Montaña”.
El 20 de abril de 1908 comienza el derribo del puente de Vargas, necesario para el establecimiento de los tranvías eléctricos, y el 16 de julio de 1908 era inaugurado el primer tranvía de este tipo en Santander, que recorrió el trayecto de Puertochico a Peñacastillo.
Los datos económicos obtenidos por el tranvía eléctrico son brillantes, lo que hace que el resto de tranvías de la ciudad adopten este nuevo medio.